Robot-abogado ¿Realidad o ficción?

La tecnología que permite la estandarización y automatización de procesos, a la que se le llama ahora robot, ha venido a cambiarlo todo. Y el sector legal no es una excepción.

Pese a que muchas voces “optimistas” proclamen que los abogados nunca serán sustituidos por estos robots, lo cierto es que, vista la evolución tecnológica y las soluciones que se están desarrollando, esa afirmación no puede sostenerse con tanta rotundidad.

Estas voces parecen quedarse satisfechas apelando a las habilidades negociadoras, la oratoria y la creatividad de los abogados que, según ellas, nunca podrán ser sustituidas por una máquina.

¿Nunca?

Ya se están desarrollando soluciones de negociación automatizada, todavía en una fase inicial o de adaptación, pero con grandes expectativas de convertirse en una realidad.

Ahí está el ejemplo de iCan Systems, que, según la publicación británica Law Gazette, fue la primera compañía del Reino Unido en resolver un contencioso ante un tribunal utilizando un robotcomo mediador.

En cuanto a la creatividad de los abogados, desde un punto de vista estrictamente procesal, entendida como la capacidad de idear estrategias diferentes, cada vez más losrobotsnos irán “comiendo el terreno” a los abogados

¿Cómo competir frente a una máquina que, en cuestión de segundos, analiza millones de sentencias?

Seamos realistas, nuestro grado de creatividad e imaginación está limitado por la Ley y la Jurisprudencia que conocen o conocerán muy bien las máquinas.

Lo único que nos quedaría, entonces, serían nuestras habilidades comunicativas, nuestro verdadero ADN y lo que, supuestamente, nos salvaría de ser “devorados” por la inteligencia artificial.

También aquí, lamento traer malas noticias, los diseñadores de inteligencia artificial están incorporando las emociones en las nuevas aplicaciones – tanto a la hora de detectar como de expresar las emociones humanas-. Ya existen proyectos en esta línea que pueden simular de manera convincente una comunicación con un ser humano.

La buena noticia es que la llamada Inteligencia Artificial y más en concreto la subdisciplina del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), que se centra en la manera de entender e imitar el lenguaje natural de los seres humanos, está todavía en fase de desarrollo y de maduración.

Este es el motivo por el que los proyectos de justicia predictiva, como Ross (IBM) o Jurimetría (Kluwers), que se basan en estas técnicas para llevar a cabo el análisis cognitivo de millones de sentencias, no hayan sido capaces, todavía, de automatizar ningún proceso legal.

Sin embargo, es una cuestión de tiempo que estas máquinas o robots aprendan y consigan la automatización, primero de los servicios legales mas fácilmente comoditizables como las reclamaciones de consumo hasta alcanzar los servicios aparentemente menos comoditizables de los que no voy a poner ningún ejemplo para no asustar a nadie.

Jacobo López-Aranguren (CEO de Reclamaclick)

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